miércoles, febrero 02, 2005
Especial de Navidad: Royality Show
Aparece en Navidad, como el anuncio de El Almendro, y a las nueve, como Los Lunnis, por citar otras dos tradiciones televisivas. Es fácil suponer que todos los años tiene una apuesta con su nieto Froilán para ver si es capaz de soltar el discurso con un polvorón en la boca.También es la mejor oportunidad que tenemos en todo el año para comparar el cromatismo de las cadenas: un amarillo macilento para TVE-1, anaranjado 'Matías Prats' para Antena-3 y colores chillones como las Mama Chicho para Telecinco. Canal Plus emite a todo un portento sin codificar.Mientras esperamos el día en el que a Leticia (perdón, Letizia) la dejen presentar como Dios manda, tenemos que conformarnos con su suegro. Aunque el Teletexto dedica la mitad de la información a resumir el poco resumible texto del discurso (i)real, siempre es fácil suponer de qué va a hablar cada año.Aunque siempre hay sorpresas, como este año, en el que habló de "la larga tradición democrática de los países de nuestro entorno". Claro, Juanca, Andorra, Portugal y Marruecos son ejemplos de democracias consolidadas. Contaremos Gibraltar porque nos lo piden los monos. No se puede pedir mucho a un miembro de una familia con apellido de whisky y cuyos antepasados tienen todos nombre de coñac.Pero me cae bien el Rey; le tengo cariño y lo respeto a pesar de todo. Quizás porque me he criado con películas de Disney y poesías de Rubén Darío. Puede ser. Siempre hay algo peor. Sin salir de la monarquía, ¿podrían imaginarse al Alberto de Mónaco, hablando el año que viene de la legalización del matrimonio homosexual en España sin que a todo el mundo se le atragantase el turrón del ataque de risa? Y si apareciese la Reina de Inglaterra... yo mandaría a mis niños a la cama antes de que saliese.En fin, siempre nos queda Ramón García
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