sábado, noviembre 13, 2004

"Te paso el tic, te paso el tac", resúmen de una semana fantástica en Santander o "Retorno al Alfil"

ESTO LO ESCRIBÍ HACE UNOS MESES, ESTE VERANO. CUANDO ESTABA EN SANTANDER. ES UNA ESPECIE DE FLASHBACK QUE HAGO. ESPERO QUE SEA BIEN INTEGRADO.
Palacio de La Magdalena (Antigua residencia de SM. el Rey Alfonso XIII que Dios lo tenga en su gloria, para más señas), viernes 16 de julio de 2004:
Como siempre. los cálculos me salen mal.
Al principio no quería ir y en un ramalazo de último momento, dos horas antes de coger el ALSA, decidí súbitamente que quería ir. Iba con la idea de quedarme un par de días sólo, creyendo que quizás lo más tarde que iba a volver sería el miércoles. Me equivoqué de nuevo. El catarrazo que me partió la semana por la mitad me quitó las ganas de ir a coger los billetes y, ya que estoy aquí y me lo estoy pasando también, ¿por qué no me quedo un par de días más y así me dan el diploma? Escribo el viernes y acabo de volver de la estación. He cambiado los billetes para quedarme hasta el sábado. Dios, me libre de todo lo que tendré que hacer a la vuelta en Oviedo.
Los que conozcáis Santander tendréis en la cabeza la imagen de La Magdalena sabéis lo bonito que es esto.
El cursillo es algo diferente de lo que nunca había estado antes. En nuestra universidad de Oviedo, los cursillos de verano suelen ser tres o cuatro amiguetes que se trae el profesor de turno que pretende hacerse un talonario de noches de hotel a costa de tu presupuesto vacacional. Te ocupan todo el día y en definitiva no hay mucho más de lo que puedas encontrar en un libro -aunque también he visto algunas aportaciones inéditas con cierto interés-. Y luego el trabajo. En fin, una prolongación de las clases en la que sólo el cincuenta por ciento de los temas logra evitar los desmayos sobre la mesa. Gracias que dan créditos.
Bien, de nuevo me he pasado con mis declaraciones. Nuestro curso era, en sí, distinto a otros. Para empezar, no teníamos clase por la tarde. Excepto un día. Pero ahí no acababa todo. Nos sentábamos a cenar y empezábamos a conversar:
-¿Tú estás también en el de física cuántica? - No, yo estoy en el de cáncer. -Ese esta bien, porque el de las ecuaciones diferenciales... ¡Qué frikis los matemáticos! - Bueno, no se si es peor eso o las enfermedades inflamatorias que hemos estudiado... - ¿Y tú? ¿Qué has hecho hoy? - Eh... hoy estuvimos viendo el saque de McEnroe... Si, ese "TÚ" soy "YO". Si, ese McEnroe es el tenista. Alessandro Baricco es el segundo escritor vivo más leído y conocido hoy en día en Italia. Digo el segundo porque estoy seguro de que el primero es Umberto Eco. Llegaba todas las mañana en playeros y chándal y nos contaba su excursión a Santillana, nos preguntaba dónde habíamos comido, intentaba saber si habíamos visto algo curioso, memorizaba poemas de los poetas locales y nos los reproducía o discutía con nosotros sobre las sardinas. Pero explicaba literatura como nadie. Nos explicaba la relación entre innovación y éxito poniendo música de Beethoven , comparándolo con Tarantino y haciendo un extraño baile con las manos ("Nieeeeeebla... Sáaaaaanchez" repetía en un incomprensible tantra mientras nos miraba con ironía), nos explicaba a Flaubert poniéndonos finales de Wimblendon ("Björk, diestro, sueco, carente de sistema nervioso") y declarando la genialidad de los zurdos. Enfrentaba a Celine (no, Dione, no, es un escritor francés) con Salinger, su ídolo y mi ídolo. Y nos hacía divertida la crítica literaria analizando las obras desde el punto de vista del que escribe. A mi me llamaba "joven Holden". Es un orgullo, pues es su personaje favorito de su libro favorito. Al pez gordo que nos vino a dar los diplomas lo llamaba "Mr. Bean". Y a la cara. Y el hombre hablaba en italiano. Ni una palabra de español. Había traducción simultánea aunque yo me negué a usarla para así practicar un poco mi italiano. Todo el mundo en el Palacio andaba emocionado al verlo. Reconozco con cierta vergüenza que no sabía nada de él antes de ir. Miento. Conocía "Novecento: el pianista en el océano", pero no la había leído, sobre todo porque no sabía que era de él. Ahí todo el mundo presumía de conocer sus obras. Pelotilleros. También conocía la escuela Holden. Una "ragazzina" de Turín que conocí este otoño me había hablado de ella y yo había visitado su página web un par de veces. Es una gran escuela dedicada a la técnica de la escritura que está en Turín. Me enteré de que Baricco era su director y fundador hace unas cuantas semanas. Le di a conocer mi interés por acudir a su escuela. No se dio por aludido; no soltó ninguna beca.
Lo demás... de todo. He pasado media semana entre la fiebre, el delirio y la congestión nasal. Catarro. Casi gripe. Aun ando un poco fatigado todavía y, como siempre en estos casos, taquicárdico. Fue por una buena causa a pesar de todo. El primer día se nos ocurrió la travesura de pasar media noche en la terraza, escondiéndonos de la terrible vigilante nocturna que nos intentaba mandar a la cama. Hacía tiempo que no veía las estrellas. Se no0ta fácilmente que Santander no tiene farolas de cinco brazos como Oviedo. Si no queréis tener gripe no estéis en pijama sobre una terraza. También secaos inmediatamente si salís del agua, sobre todo si son más de las 7 y media de la tarde.
A pesar de tener que guardar cama durante un día me ha dado tiempo a hacer un montón de cosas. He ido dos días a la playa (y me bañe, tomé el sol, he nadado -ahora nado como un campeón-, enterré a un compañero hasta la barbilla y l solté una jauría de niños salvajes que le llenó la boca de arena) Fui a cenar por ahí dos días, salí de marcha, fui a la fiesta de las caballerizas, fui al teatro me dormí y salí en el descanso... No he parado. De hecho mi habitación es un desastre. No os permito decir ahora "Es que Dani es un desastre". No soy un desastre si tengo tiempo para ordenar (¿verdad Arseniul?) pero sí si no tengo tiempo. Te levantas, marchas, llegas a la residencia con el tiempo justo para cambiarte y volver muy tarde. Y tu compañero está en la cama. Porque mi compañero de habitación siempre estaba en la cama. Estuve tentado a cambiarme:
-¿Es que te molesta tu compañero?
-No, es que le molesto yo a él. Entras en la habitación. Izquierda: alumno del norte en curso de literatura. Caos y cama vacía. Derecha: doctorando en matemáticas especializado en ecuaciones diferenciales, del sur. Orden y durmiendo. El hombre se acostaba a las 11 todas las noches. Y no es que se levantase temprano. Yo me despertaba a las 7:35, me levantaba a las 7:50 y a las 8:30 estaba abajo cogiendo el autobús. Él se levantaba a las 8:20. Por eso no podía ponerme a ordenar todo cuando llegaba. Me tenía que cambiar a oscuras y no acertaba doblando la ropa. Escribo esto en pasado pero igual todavía está en la habitación. Cuando lo dejé estaba durmiendo. Bueno... yo me acosté ayer a las 6:35 y me desperté a las 7:35 para levantarme a las 7:45, etc... Y no tengo sueño. ¿Comida? Buffet frío. Muy frío. También hay menú. El desayuno muy rico. Todo en el Palacio, como señores. La gente muy bien. Son de toda España pero los andaluces abundan especialmente. Marcho ya, que llevo muchísimo tiempo escribiendo. Tengo que ir a la residencia y seguro que me están esperando. Tengo que descansar un poco, hacer las maletas, ir a la hípica (que pijiguay que soy) y tomarme una horchata. Un abrazo para vosotros. Besos para vosotras.
Dani

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